20 de octubre de 2009

Antes de


¿Qué pasaría si el despertador está por sonar y vos ya te despertaste, esperándolo? Sería genial que un día, puedas plantearte todo eso que vas a hacer de forma maquinal. Que quizá muchas quejas no existirían si por lo menos una vez, lo pensaste, lo cuestionaste y lo dejaste de hacer.
No sé cómo será tu vida, pero imaginate: hoy no café, no mate, no computadora para chequear tal o cual cosa, no diario, no taxi, no camino, no trabajo.
Imaginate…, sólo es un ratito de vigilia; no te digo de hacerlo, pero sí pensarlo. Pensar que si lo harías…
Creo que uno de los momentos de más libertad, es ese donde lo llamado fiaca, o también eso a lo que le dicen vigilia, nos permite tener esa libertad surrealista de recorrer habitaciones cerradas hace tiempo de el ser.
Quizá sea una cuestión de verse con la libertad de abrirlas. No es tan fácil como suena, lo sé, porque si nunca te lo planteaste, es muy posible que no sepas de qué estoy hablando. Pero si alguna vez te preguntaste cómo-sería-si-ahora-no-hago-lo-que-se-supone-que-tengo-que-hacer… vas a tener una idea de lo que digo. Y aunque no lo hagas, vas a tener otra perspectiva de las cosas, eso seguro. Los sentidos se afilan con este tipo de preguntas.
Aunque en ese ratito, no sepas qué harías con ese tiempo que hoy no decidiste emplear de la misma manera. Pero creo que ahí está la cuestión, en no planear nada. En levantarse y no hacer, simplemente, lo que se supone que se tiene que hacer…
¿Por qué esperar a que ocurra un suceso externo que nos haga sentir que el día es distinto? Por ejemplo, ¿por qué esperar a que se declare una guerra? O más sencillo: ¿por qué esperar a que se te muera un pariente de súbito, para saber lo que es remover toda la energía que está en las profundidades, como para decir que es un día emotivo sólo por eso?


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