27 de junio de 2010

Reconstruction I


Así es como siempre termina.
Un poco de magia, otro poco de humo... algo flotando. Pero esto no funciona sin el empuje necesario... Un poco de risas, un hombre... una mujer hermosa; y amor...
Empecemos de nuevo. Primero, un hombre solo. No, él no está solo... todavía. Ese es el primer paso: El hombre. Luego vienen las risas, la mujer y el amor.
Miralo. Podemos empezar por acá, aunque no sea así como comienza. Sin embargo es importante que empiece así, creeme. El hombre entra a un bar. Ve a la hermosa mujer. ¿Se conocen? No parecen conocerse, pero... es como si se reconocieran. ¿Quién conoce a quién?
¿Es el comienzo o el final? Ahora lo veremos.
Es el comienzo y el final.
El amor y la despedida.

Sé que no necesito mencionarlo, pero lo hago de todos modos: "Recordá que todo es solo una película, una creación..."
Pero aún así, duele.

23 de junio de 2010

Tu religión no es la mía



Lo planificado siempre fue jodido para tratar con la gente. Además, es signo de debilidad y falsedad, a veces. La dislexia también puede ser espiritual (debe tener un nombre eso).
Si uno puede, más allá del truquito de aprovechar los silencios, aprovechar la ventaja de mostrar las tripas, de abrirse, tanto mejor… ya que además de descargar, lleva a un buen dormir; sin arrepentimientos; pensando en un verdadero mañana, no como una prolongación de hoy. Hay diferencia, eh.
La persona que habla hasta por los codos sin escuchar, es quien tiene las de perder. Un discurso improvisado no necesita esfuerzos para llegar a una conclusión favorable, basada sólo en el parloteo del falso interlocutor. Y hasta te das el lujo de seguir en la línea de la sinceridad.
Menos mal que me doy cuenta que la vida no es esa mierdita que te proponen las bibliotecas que apoyan al sistema; donde el trabajo no sólo te invade la casa, sino que también el tan osado, se mete en tu habitación para sacarte la almohada.
El trabajo, es bueno, siempre. Pero hay que definirlo en uno.
En el café del otro día, me crucé con quien cumplió el papel aquí descripto como lamentable. No importan las capacidades que los demás resalten de uno. Importa lo que uno quiere resaltar. Esa es la verdadera capacidad. Si el trabajo tiene un horario, sólo se trabaja en ese horario, y con salud, por favor. Porque si aceptaba el discurso que me quisieron vender, sería personaje en lugar de escritor… y no hubiese escrito nada.
Lo más importante del mundo, para sobrevivir, aunque las circunstancias no sean las mejores, es no darle a las mismas la posibilidad de perdurar. Las cosas, mientras no aparenten ser eternas, se viven mejores. Porque siempre queremos más.
Ja, pero andá a decirle eso a una persona que haya vivido a comienzos del siglo XXI.
Los números son como ojos en el elevado techo de la vieja casa que ni cama tiene para dormir; entonces, los colchones dispuestos en el suelo, y la luz del sol de noche, crean un ambiente de elevada oscuridad, y junto al murmullo que emite, da la impresión de estar encerrado en un cuerpo, como una pecera.
La habitación es grande, y la familia que está sobre los colchones, dispersos como escombros adicionales, siente diferentes cosas. Alguno quiere dormir, el otro tiene miedo de soñar; el otro está expectante del ambiente, preguntándose si habrá algún ambiente más; y el otro quiere hablar…
Mientras uno emite algun comentario inocente, el otro tira un tarascón lleno de rabia fraccionada, destrozándose por el miedo del que, asustado, le arranca la cara. Los números en el techo los están mirando, cual centinelas de la nada. Los dos impasibles, deciden dormir, ya que nada puede hacerse, mientras el antes inocente, decide quedarse callado e intentar conciliar el sueño para seguir a los potenciales durmientes.