1 de noviembre de 2009

Todo lo que sube...

Hay un nudo ahí en el estómago, en la boca pujante, que se define latente, pero siendo pesado, digo: inerte. Cuando la línea del horizonte está muy alta, y la luz no se deja ver, el cielo te está tragando, o es que te tragaste el cielo y lo tenés atragantado en la boca del estómago, queriendo vomitar para verlo.
No es tan jodido que un sentimiento noble no se corresponda. Lo que a veces parece: es que el paisaje no tiene nada noble para corresponder a la mirada de uno. Se supone que se debería rescatar algo de lo que uno ve, pero ese horizonte, a la vez que se eleva, oscurece más lo que está a la vista, y le quita brillo a mis ojos, mientras yo me esfuerzo en inventar con luz los tuyos.
A veces creo que soy el único que se pregunta cómo serían las cosas con un simple clic, que nada hubiera costado en sus respectivos momentos, para hacer trayectorias más dulces de destinos, y no estas líneas tan amargas.
Creo que voy seguir en la mía, de todos modos. La palabra intento, nunca viene bien cuando alguien se toma las cosas con fuerza. Por lo tanto: seguiré buscando hasta encontrar la manera de ganarle al tiempo, o a esa altura negativa de seres que se presentan como etéreos, pero viven con las patas para arriba y terminan aplastándose contra el aire.

2 comentarios:

LAO dijo...

Es cierto, no hay que intentar...hay que lograrlo. En realidad al cielo lo llevamos adentro, si eso es lo que queremos. Un abrazo.

Lembranza dijo...

Esa sensación tuya, la he sentido yo durante mucho tiempo, años. Tarde en darme cuenta de que tenia que buscar mi propia fuerza dentro de mi y mi propia vida, que nodejaria que la luz se fuera. Te encontré el el BLog de Lao y me intrigo el comentario. Un saludo